Tras la aparición del Islam, el cielo mantuvo la trascendencia que le habían otorgado culturas ateriores. Pero desde entonces, en el ámbito araboislámico no solo habría de orientar a los viajeros que cruzaran el mundo hasta la Meca, sino que se convertiriía en referencia esencial para la distribucion del día en franjas marcadas por los momentos preciosos de oración.