Alicia Es. Martínez, poeta clarividente, posee la rara y genuina cualidad de saber transmitir a sus lectores, de contagiarles, el carácter y el estado de ánimo y las energías vitales necesarias para enfrentarse a su vida cotidiana con lamisma entrega, esperanza y vitalidad con que, nos consta, la propia poeta se enfrenta a la suya, y tratar, como ella, de hacerla más habitable, más justa y más solidaria; y esto, Alicia, lo consigue por medio de una poesía francamente oral, una poesía ágil y nerviosa, que se despliega por el texto como un alud, el alud de los puños en alto del común de la gente, ante el paso de mujeres, entre ellas, predicando con el ejemplo, la propia poeta, que caminan