Metáfora de la adopción, este cuento guía la imaginación del lector a través del comienzo de la vida de una niña que nació dentro de una botella de cristal. Arrojada al mar una y otra vez por las personas que la van encontrando, la niña viaja indefinidamente hasta que por fin encuentra la solución: una pareja de adultos rompe la botella y la adopta. La niña crece de repente al recibir un hogar.