Cuando un filósofo escribe sobre estética, el resultado constituye en no pocos casos un ejercicio de admirable erudición que no consigue penetrar en la naturaleza de la creación poética. Y al revés; si un artista se lanza a la difícil tarea de describir unos procesos creativos con los que está realmente familiarizado, su fruto carece frecuentemente de profundidad especulativa. La visión que el presente ensayo aporta sobre el arte y la belleza, se asienta sobre una concepción antropológica profundamente humana, anclada en la persuasión de la dignidad e irrepetibilidad de cada persona. El enfoque de la cuestión -que se podría describir como platónico o místico- invita al lector a una reflexión pausada y profunda, de la mano de algunos de los mejores artistas y teóricos del arte de todos los tiempos.