En 1952, la Universidad de Harvard invitó al poeta E.E. Cummings a impartir el ciclo de conferencias conocido como las Charles Eliot Norton Lectures, una serie de seis sesiones en las que el conferenciante invitado expresa su visión sobre la creación artística. Este volumen recoge las conferencias del poeta ante un público que para él representaba la vuelta a sus orígenes: a Cambridge, la ciudad en la que pasó su infancia y juventud, y a la universidad cuya herencia intelectual impregna toda su obra. Cummings avisa, ya en las primeras líneas, de su incapacidad como conferenciante al uso y de su intención de hablar sobre la única cosa sobre la que se siente autorizado a hablar: él mismo. Es a través de ese yo, de su defensa provocadora y hasta beligerante de la individualidad, que el lector entre en el mundo absolutamente original del poeta, mezcla de tradicionalismo y modernidad, de nostalgia por una época dorada -el mundo de elitismo intelectual y espiritual al que pertenece el propio Cummings por herencia y formación- y de curiosidad por lo que para él son los grandes misterios
