En una época en que el valor de un libro se mide por su peso en kilogramos y escribir mejor parece consistir en rellenar más páginas -como si se tratara de batir un récord de longitud o de resistencia-, he descubierto el encanto del microrrelato -afirma Manuel Moyano. Puede decirse de él que es un género nuevo, incluso rabiosamente moderno, aunque comparte cierto aire de familia con géneros más antiguos como el aforismo, la greguería, el chiste, el poema o la pintada callejera. El microrrelato ha de contar una historia en pocas líneas. Por tanto, cada palabra debe ser elegida con cuidado y estar situada en el lugar preciso; de lo contrario, el conjunto se vendrá irremisiblemente abajo. Tal vez alguna de las piezas que componen El Imperio de Chu haya superado tan estrictos requisitos y quede reverberando en la memoria del lector; en ese caso, escribirlas no habrá sido en vano.