Los seres humanos nos hemos hecho una imagen de nosotros mismos y de la naturaleza muy equivocada: ni somos tan importantes, ni la realidad es tan simple como nos pensamos, ni la naturaleza es un objeto pasivo que depende de nosotros. En el último siglo, la ciencia nos ha enseñado nuestros límites y nuestra ignorancia, y sobretodo la riqueza, diversidad y fuerza de la vida. Ha llegado la hora de que empecemos a asumir humildemente nuestro lugar en el universo.