¿Por qué cuentas películas?, me ha dicho un buen amigo. No pretendo contarlas sino cantarlas, utilizarlas, revivirlas. Eso es lo que tanto hacíamos cuando éramos chicos. El cine estuvo siempre en nuestra cabeza, incluso más que en nuestros ojos. Recuerdo algunas tardes de invierno, después de salir del colegio y recoger la merienda en casa; nos sentábamos en los escalones del portal y jugábamos a contar películas pero, sobre todo, las más de las veces cantábamos sus excelencias, inventábamos escenas, nos las creíamos. Era uno de mis juegos preferidos, sobre todo cuando la lluvia impedía corretear por la calle. Amigo lector, aquí tienes unos cuantos poemas sobre algunas de las películas que me apasionaron. Si las has visto, sabrás por qué las canto. Si no, ojalá alguno de estos poemas te lleve a ellas cualquier día. Enrique Gracia Trinidad