Traducción, introducción y notas: Antonio Hermosa Andújar. El 19 de junio de 1762 el Petit Conseil de Ginebra condenaba dos obras aparecidas ese mismo año, el Emilio y El Contrato Social, debidas a la pluma de Jean-Jacques Rousseau. Se las consideraba temerarias, escandalosas, impías, tendientes a destruir la religión cristiana y todos los gobiernos, y de ahí la implacable sentencia: debían ser laceradas y quemadas. Cuando Rousseau entró en la disputa mediante estas Cartas que aquí se publican, lo hizo atacando la situación política ginebrina y el despliegue de la facción conservadora. Estas Cartas escritas desde la Montaña constituyen, pues, la contribución de Rousseau a la polémica intelectual y política desatada en tal oportunidad. El discurso de Rousseau pasa progresivamente de su autodefensa personal a la defensa de todos los ciudadanos frente a las intrigas e intereses de su órgano de gobierno. El texto permite además visualizar claramente el ideario religioso y político del gran ginebrino.
