Musil fue uno de los primeros escritores que comprendió el beneficio histórico que puede obtener la novela de su apertura a las ciencias. Sin duda porque había llegado tarde a la literatura, después de una formación de ingeniero. De ese modo El hombre sin atributos es una experiencia única de escritura, constantemente irrigada por aportes conceptuales tomados de la ciencias. Tomando esta obra como guía, se plantean aquí tres problemas: Las implicaciones cognitivas y culturales de los saberes modernos, los mecanismos que aseguran la transferencia de las representaciones científicas a fragmentos literarios y el intercambio entre las dos culturas, modelo de la empresa musiliana, que conduce a una nueva comprensión de la modernidad.