Hace más o menos 60.000 años, un hombre, idéntico a nosotros desde todos los puntos de vista importantes, recorrió a pie el territorio de África. Todos los hombres vivos hoy en día descienden de él. ¿Cómo es que resulta ser el padre de todos nosotros, este auténtico Adán? ¿Qué le sucedió a los descendientes de los otros Adanes? ¿Y por qué hemos llegado a tamaña variedad de formas, tallas, tipos y razas si todos compartimos un solo ancestro prehistórico? El viaje del hombre está lleno de asombrosa información: que existieron unos auténticos Adán y Eva, pero que Eva llegó primero, hace 80.000 años aproximadamente; que los bosquimanos del desierto del Kalahari poseen algunos de los registros genéticos más antiguos del mundo; cómo el cromosoma masculino Y se ha usado para rastrear con precisión la diseminación de la humanidad desde África hacia Eurasia; cómo las cordilleras de montañas materialmente separaron las poblaciones a la mitad, y resultaron de ello distintos tipos raciales; que se ha demostrado de una vez por todas que los Neanderthales no son ancestros nuestros, sino más bien un callejón son salida de la evolución; que toda la diversidad genética de los indígenas americanos puede explicarse acaso con diez individuos.
