Un invierno en Manhattan constituye una mirada lúcida e irónica sobre la esencia del sentimiento femenino. Una historia que transcurre en otro lugar, en otro ambiente, con otra lengua, pero una historia universal que disecciona con sensibilidad y delicadeza el difícil periodo de ingreso de la mujer en la edad madura. Por encima de la anécdota, de las circunstancias personales de la protagonista, de ese entorno desconocido, vivo y sorprendente en el que transcurre la novela, la historia de Ana es, a la postre, un espejo en el que no dejarán de reconocerse la mayoría de las mujeres.