La piedra trasciende el tiempo y permanece como registro y testigo de todas las épocas. Guarda la memoria de nuestro planeta, aun del conocimiento perdido u olvidado de aquellos seres abocados a vivir en plena armonía con el Cosmos.Los cristales nos muestran el camino para atraer el espíritu a la materia, para despertar y poner en acción nuestra misión. Nos abren una nueva senda de transformación y purificación en todos los niveles del Ser. Nos limpian, nos equilibran, nos relajan; son armonizadores y nos ayudan a encontrar nuestro centro, a enfocarnos sin distracciones, y a evitar la dispersión de la mente inquieta. Son amplificadores, traducen, sincronizan; son verdaderos agentes de cambio. Colaboran con la alquimia interior; nos conectan con el constante fluir de la vida y nos sintonizan con la vibración de nuestra Alma.El verdadero acto de cuestionarnos y re-preguntarnos cosas que damos por obvias, exige un trabajo de depuración que nos permita acceder a nuestra espiritualidad para que esta pueda fluir hacía los planos físicos. Cuando la mente percibe este otro modo de acceder al conocimiento, comienza a liberarse de viejos programas y a nutrirse de lo nuevo.El proceso de sanación es una etapa profunda a la que te conducen los cristales.Tienes que formular un propósito claro. Tienes que desear sanar y estar dispuesto a comenzar el proceso de sanación.
