Escrita en 1898 y también traducida como Hechos y dichos del doctor Faustroll, patafísico, esta novela del iconoclasta escritor francés Alfred Jarry sólo vería la luz póstumamente en 1911. El nombre de su protagonista, Faustroll, deriva abiertamente del connubio entre el héroe goethiano y las pequeñas criaturas demoníacas de la tradición nórdica; la patafísica, término que ya había aparecido sin aclaraciones explícitas en otras obras de Jarry, es definida como la ciencia de las soluciones imaginarias. Es la ciencia, precisa Faustroll, de lo que se añade a la metafísica, del mismo modo que la metafísica lo es de lo que está por encima de la física. La culminación de este hacer ciencia por absurdo se alcanza cuando Jarry dedica un capítulo del libro a la medición de la superficie de Dios, acompañada de fórmulas matemáticas y conclusiones del tipo Dios es el punto de tangencia entre cero e infinito.