En este segundo y último volumen de las poesías completas de Pablo García Baena se hace público el laboratorio poético del autor. Laboratorio porque hallamos aquí los primeros versos del poeta cordobés y su incipiente deuda con los clásicos, versos que él -no sin ironía- definió como su prehistoria, escritos a partir de 1938, en pleno fulgor de la guerra civil española. Faltaba aún una década para la aparición de la revista Cántico, pero ya se atisbaban, en estos incipientes poemas juveniles que ahora reunimos, las claves del gran poeta en que se convertiría, pese a los años de auto silencio y al ostracismo a que fue sometida su figura. Laboratorio porque recuperamos muchos de los poemas que García Baena quiso, de forma deliberada, ausentar de sus poemarios, o porque, simplemente, no tuvo tiempo para darles la estructura definitiva (hablamos del libro póstumo Claroscuro, sobre el cual trabajaba -con la lentitud y la meditación que siempre lo caracterizó- en los últimos años de su existencia). Y laboratorio porque también hemos recuperado, a partir de sus manuscritos y mecanoscritos, las versiones primeras de muchos de sus poemas, ya conocidos por el lector, pero que, durante esa obra en marcha, han terminado por transfigurarse incluso en piezas inéditas, las cuales nos hacen comprender, más a fondo, las dudas y el proceso laborioso de su creación. Por último, también caben aquí los versos inéditos y ocasionales que nos trasladan, por primera vez, a un García Baena privado e intimista, versos necesarios para la comprensión y estudio, no solo de su corpus poético oficial, sino también para el descubrimiento de su inigualable e inextinguible personalidad.
