Escrito en 1909 y dedicado a Tolstoi , pretende señalar el horror y la iniquidad de la pena capital bajo cualquier circunstancia, pero acaso alcance un logro mucho mayor: penetrar con maestría y sencillez en el interior de cada una de las tragedias de siete revolucionarios condenados a morir, llevando sin concesiones al lector a una revelación, un estado de alumbramiento que sólo ofrecen las mejores obras de arte. La edición se completa con una pieza breve del autor, Un pensamiento (1902); una obra temprana de Andreiev inspirada, en parte, en La caída de la casa Usher de Edgar Allan Poe , en la que un asesino reflexiona sobre sus actos, entre el delirio y una terrible lucidez. La obra de Andreiev, llena de visiones oscuras, sensuales y horribles, genuina exploración de los aspectos más oscuros de la existencia humana, profecía alucinada de cataclismos inminentes, prefigura la mejor literatura del siglo XX y llega hasta nosotros luminosa e intacta..