Este libro, de ilustraciones extraordinarias que imitan el craquelado de la madera pintada antiguamente, no cuenta ninguna historia y, a la vez, cuenta miles. Cada ilustración viene acompañada de una palabra que define el objeto central. Los objetos descritos se reencontrarán en las ilustraciones siguientes, formando parte de un paisaje o interviniendo en una escena. De este modo, el libro -creado para ser compartido por los niños mayores- puede leerse de formas muy distintas, inventando una historia u otra, centrándose en los detalles de las ilustraciones, en algún personaje o siguiendo el orden aparentemente lógico, el de las estaciones del año.