Marilyn Minter desafía en sus imágenes los estereotipos del mundo de la moda jugando con sus reglas y alterando sus códigos. Esta fotógrafa y pintora hiperrealista orienta su crítica por la vía de la exageración. Sus imágenes ofrecen un reflejo deformado de las poses sexualizadas y los excesos estéticos del mundo de la moda. El cuerpo, base sobre la que se cimienta la línea argumental del proyecto recogido en Marilyn Minter, es el elemento fundamental que ayuda a comprender la separación que se produce en la sociedad entre ficción (lo que proporciona el mundo de la publicidad y los medios de comunicación) y la realidad en sí misma. En este contexto, utiliza una imagen de Pamela Anderson, icono de carnalidad, para reconstruir un discurso ciertamente complejo a la que contrapone una serie de fotografías de su madre, definida en una semblanza melancólica y decadente.