En septiembre de 1937 el destino de la guerra civil española se juega en la franja norte. En el territorio republicano que queda en Asturias, los restos de las tropas de esta región sumadas a las vascas y santanderinas, se defienden del alud franquista que es apoyado por la supremacía aérea de la legión Cóndor. José Carlos Castaño, mayor de las milicias que combate en la batalla de Mazuco, en una resistencia imposible es herido y evacuado a Gijón, donde al terminar su convalecencia se encuentra con que su unidad ha sido aniquilada.