Después de tres años de retiro, Harry Bosch se reincorpora a la policía de Los Ángeles, donde deberá resolver el caso de Rebecca Verloren, una joven mestiza brutalmente asesinada diecisiete años atrás. Gracias a las pruebas de ADN, se sospecha de un militante de la extrema derecha como autor material del crimen; un indicio más que probable para desentrañar un asesinato que en su momento consternó a la opinión pública.