Ya con el primer poema con que abre H.Mújica (B.Aires, 1942) este libro comienza a abrirnos, comienza él a revelarnos algo de la vida, pero no solo lo que él escuchó de la suya, sino algo tan de ella, que nos dice a todos, porque Mújica nos habla de lo que ya va quedando olvidado o aplastado por el proyecto y la producción, nos habla de lo que subyace como destino humano bajo mil formas del día a día y la repeticioón, nos habla -en palabras de Nietzsche citadas en algún lugar por él- de la danza de la vida, no la marcha de la historia. Mújica, como lo dice del aliento de las palabras, nos convoca a escuchar / lo que para decirse nos llama, porque al silencio hya que escucharlo / dejar que nos diga él / lo que de nosotros callamos, y para eso, y para seguir citándolo, son sus poemas los que nos devuelve al silencio, a ese estado naciente que comienza a escucharse, a susurrarse, Cuando todo calla, cuando en cada palabra / nos escuchamos revelados. Y eso es así porque Mújica no escribe solo con palabras: el silencio también está escrito aquí.
