Los naufragios del desierto tienden naturalmente a la narrativa y a la creación de personajes de ensoñación oriental que por momentos nos recuerdan la imaginería y la riqueza verbal del primer Darío y de Omar Khayyam en la versión de Edward Fitzgerald. En esta guirnalda espiritual se entretejen, con elementos tomados de las culturas oriental, árabe y judeo cristiana, la búsqueda del amor, el abandono y el desamor, el paso del tiempo, el poder y la soledad; así como el descarrío, la violencia y el odio que anida en el corazón humano.