En la historia de la literatura son contados los escritores capaces de crear con su pluma todo un mundo coherente, con sus ciudades, sus calles, sus paisajes y sus gentes, ricas y pobres; Charles Dickens (1812-1870) pertenece sin duda a esa casta privilegiada. A pesar de haber sufrido una infancia desdichada en la que se vio obligado a trabajar en una fábrica, su tesón y talento le llevaron finalmente al éxito social. Casa Desolada (1853) representa, para Chesterton , el punto más alto de la madurez intelectual de Dickens , su obra central. Esther Summerson, abandonada al nacer por sus padres, es la protegida de John Jarndyce, un poderoso gentleman de buen corazón que lleva años pleiteando a causa de una herencia. Esther vive en la residencia de Jarndyce, Casa Desolada, desde los dieciocho años, junto con Ada y Richard, primos adolescentes de John, huérfanos e indigentes a causa de la disputada herencia, a los que éste trata de orientar en la vida. La novela gira en torno a los avatares biográficos de Esther -cuyo relato en primera persona se intercala con el del narrador-, siempre luchando por encontrar su identidad, superar su origen y triunfar socialmente.
