Esta obra se inicia con una crítica al movimiento literario del Naturalismo (corriente en la que había militado el propio Huysmans ), puesta en boca del personaje Des Hermies, quien, frente a la estrechez de miras del naturalismo imperante, propone el naturalismo espiritualista, es decir, un realismo más brillante, que no deje fuera los fenómenos espirituales y ocultos.