En 1909, miles de guerreros del desierto pertenecientes a diversas tribus del noroeste de África confluyen en Sagia el-Hamra e inician una marcha que les llevará a enfrentarse al ejército francés. Décadas después, esa terrible historia ha caído en el olvido para todos, incluso para Lalla, una niña descendiente de los hombres azules del Sahara, que ama las dunas, el silencio, la libertad: sin duda lleva el legado de los tuareg en la sangre.