El talento narrativo del escritor chileno Luis Sepúlveda , autor de la célebre novela Un viejo que leía novelas de amor , se despliega con maestría en los cuentos que componen el volumen. Todos sus personajes —víctimas de un desencuentro, de un desliz o un malentendido— viven, quizá sin saberlo, ese instante fugaz en que se decide una existencia entera. Unas veces, sus desventuras hacen sonreír; otras veces, cuando se convierten en cruel espejo de la realidad, hacen pensar. Y entretanto, a lo largo de las páginas, Sepúlveda introduce al lector en misteriosas intrigas o extrañas conspiraciones, lo conduce a desiertos remotos o calles populosas, a cafés portuarios o librerías de viejo, lugares poblados de seres estrafalarios, desmesurados o insignificantes, pero todos ellos situados al borde del precipicio.