Nueve años después del genocidio ruandés, muchos de los milicianos hutus autores de las matanzas fueron excarcelados como parte de una política de reconciliación impuesta por las autoridades nacionales y las organizaciones humanitarias. Los verdugos regresaron a sus hogares, recuperaron familia y trabajo, y reanudaron aliviados la vida cotidiana junto a los escasos vecinos tutsis que habían sobrevivido a los machetes y que se vieron sumidos otra vez en el desconcierto y el dolor ante la nueva situación. Constituye el tercer libro de Jean Hatzfeld sobre el genocidio en Ruanda y tiene como escenario el distrito de Nyamata, en el sureste del país