Los poemas de Menna Elfyn dan cuenta del conflicto constante del poeta como ser que se debate entre la soledad y la pertenencia. Utiliza esa contradicción como material de trabajo: la necesidad de estar alejada y, a la vez, de estar cerca de la puerta abierta, de actuar y de permanecer quieta en la duda, como Keats. Su obra se sirve, igualmente, de la poética del testimonio de la norteamericana Caroline Forché, donde lo íntimo está ligado a lo político. Un incesante movimiento entre lo de dentro y lo de afuera, la acción y la quietud, va gestando sus poemas.