Ya que era llegado el tiempo en que nacer había, así como desposado de su tálamo salí abrazado con su esposa, que en sus brazos la traía, al cual la graciosa Madre en un pesebre ponía, entre unos animales que a la sazón allí había. Los hombres decían cantares, los ángeles melodía, festejando el desposorio que entre tales dos había. San Juan de la Cruz