Esteban, monje del siglo XIV, decide en su vejez escribir la crónica de buena parte de su vida. Lo hace, pese a los años transcurridos, desde el escalofrío todavía vivo del miedo experimentado, desde el asombro ante los inesperados extremos de la naturaleza humana. En medio de la guerra de los Cien Años, de las intrigas por el cambio de la sede papal desde Roma a Avignon, en un convulso París que sufre la epidemia de peste negra.