Recrear un mundo que explique la realidad de una vida sin argumentos propios es la única solución posible para Fabián, el protagonista de esta novela. La línea entre lo vivido y lo imaginado resulta para él difícil de trazar, lo que proporciona al lector una incertidumbre semejante a la del propio personaje, un ser desarraigado y mentalmente herido de gravedad. Abrumado por su inmensa soledad, Fabián bucea por su pasado tratando de dar respuesta a su existencia. Pero su asombro irá en aumento cuando al fin logre componer un cuadro que nunca imaginó siquiera. Fantasmas que apuñalan a diario la capacidad de reacción ante lo cotidiano se mueven en estas páginas conformando un texto inquietante que aborda con gran acierto el tema de la incomunicación al límite de la locura.