Toda gran ciudad segrega desarraigo y violencia. Lo saben los jóvenes sin futuro, protagonistas de esta novela, que se empeñan en sobrevivir en el Madrid crepuscular del fin de siglo. Una medalla robada, que arrastra de mano en mano su particular maldición es el desencadenante de este relato que nos muestra un mundo que, a modo de último precipitado de la gran ciudad, va recluyéndose en los barrios de las afueras, en los poblados chabolistas, en caminos polvorientos junto a vías de tren y vertederos, en portales de casas ruinosas, en almacenes abandonados o comedores públicos, lugares donde se nos presentan esos otros ciudadanos. Pero el autor, periodista con más de un centenar de artículos en los principales periódicos y revistas, empleando una técnica de escenas entrecruzadas, con la fuerza de sus descripciones y una sorprendente agilidad narrativa, deja que sean los propios personajes, por medio del fluido coloquialismo de sus diálogos y sus propias acciones, los que nos guíen por esta otra cara de la ciudad. Una novela, en definitiva, que nos devuelve la tensión de la gran urbe como generadora de las mejores ficciones.