Alejandro Arbusto tiene treinta y tres años y acaba de salir de la cárcel donde ha pasado los últimos cinco acusado de una serie de horrendos crímenes que –probablemente- ni siquiera ha cometido… No pasa nada, Alex no ha perdido el tiempo. Ha releído un par de veces todos los volúmenes de la escueta biblioteca carcelaria y ha abierto un blog en Internet donde escribe textos entre visionarios y paranoides que enseguida le convertirán en el nuevo gurú de moda para todos aquellos seres inconformistas del planeta que disponen de una conexión ADSL. La novela se convierte, por tanto, en una sátira alucinada de cualquier tipo de génesis religiosa donde, tras la ironía y un humor más bien negro, se esconden algunas peligrosas cargas de profundidad dirigidas contra la línea de flotación de la sociedad de consumo y la cultura de la imagen. A su vez, El Culto pretende también ser un homenaje metaliterario a los propios iconos referenciales del autor. De modo que, a través de sus páginas, sentiremos el espíritu o veremos desfilar –interpretando distintos papeles- a gran número de ellos: Chuck Palahniuk, Easton Ellis, Charles Bukowski, Douglas Coupland, Hunter S. Thompson, Andrés Calamaro, Bunbury, Nacho Vegas… y, por supuesto, Bob Dylan.