zarzal es, por su amalgama de descarnada tragedia, humor sagaz e irisación poética, una novela con una hechura narrativa única y diferente, dotada de un marcado estilo propio. La trama se desarrolla en un medio rural, sobre mediados del siglo pasado. El abrupto medio geográfico y la inflexible estructura social, marcan a sangre y fuego –como el fatal destino de las tragedias clásicas –el devenir existencial de los personajes de Almalasa. La tragedia, sutilmente hilvanada capítulo a capítulo, convive en estrecha concomitancia con la muerte y la pobreza, casi rayana en la miseria grotesca, que el autor se encarga de remarcar con una hiriente realidad. La imagen del zarzal, contigua al cementerio, viene a personificar el desgarro de la duda, la raíz oculta donde se asienta la incertidumbre. El Zarzal también es, la novela de la resignación de los perdedores frente a los poderes fácticos y el caciquismo, y, en cierto modo, un alegato contra los poderosos y a favor de los excluidos. Todo ello galvanizado en no pocas dosis de comicidad.