Estos textos -ahora recopilados- generan en su condensación otro efecto de lectura, un renovado diálogo entre los artÃculos, sus temas y personajes; funcionan como una clase magistral sobre literatura, arte, pensamiento y creación.Toda mirada, toda visión, es otra versión de la cosa. Si como sostenÃa Degas, el dibujo no es lo mismo que la forma, sino una manera de ver la forma, Gelman -pintor de palabras, poeta al fin- sabe detenerse ahà donde otros no ven más que lo obvio, sabe hacer de lo observado una novedad, siempre polémica, siempre personal: el valor de la comida en la obra de Nietzsche, el encuentro >b>MartÃ-DarÃo como un gesto épico y ético sin precedentes, el costado más simpático de la rivalidad entre Hemingway y Fitzgerald, la extraña sepultura en diagonal que dieron a Flaubert por su enorme estatura...No faltan ironÃas sobre los vampiros de la city que empalidecerÃan a sus antecesores de Transilvania, ni la perseverante crÃtica a los crÃmenes del nazismo, a cualquier tipo de discriminación, a las feroces dictaduras, a la aplastante globalización, al autoritarismo de los Estados Unidos.Pintores, cineastas, músicos, poetas, novelistas, filósofos -y entre ellos los nombres que aparecen una y otra vez: Kafka, Urondo, Safo, Baudelaire- son sus interlocutores.Gelman, lector apasionado, construye las mejores páginas literarias y rescata con sus miradas la letra perdida del alfabeto hebreo, que anda por ahÃ, escrita en la sangre y el sueño de todos los que luchan por una vida justa.