Desde la caída del régimen nazi quetanto luchó por defender, repite unay otra vez la misma frase: El crimendel soldado es la derrota. Su hija,en cambio, cree que hay crímenesinjustifi cables, como los de su padre.En Ischia, donde su padre la lleva cadaaño de vacaciones de verano, unmuchacho sordomudo le enseña afl otar sobre el agua. Durante todasu vida, éste es el único signo de ligerezaque conocerá. Ser hija de uncriminal de guerra es vivir atrapadabajo el peso de una roca.