Akutagawa Ryunosuke, uno de los autores nipones más internacionales, llevó el relato japonés a las más altas cotas literarias con obras como Rashomon (1915), Vida de un idiota (1927) o Engranajes (1927). Estudiante brillante y ávido lector, Akutagawa fue también un consumado y prolífico poeta. A través de sus haikus podremos reconstruir el universo personal e íntimo de un escritor único y excepcional. Su vida, breve como un haiku, estuvo marcada por el amor a la escritura y el temor a la locura. Con solo 35 años, Akutagawa puso fin a la vaga angustia confusa que lo consumía ingiriendo una dosis letal de Veronal.