El problema básico de la pedagogía y la didáctica es la persona del maestro, lo que vive en el maestro simplemente por el hecho de encontrarse ante el niño con su naturaleza definida, su temperamento, su carácter y su constitución anímica; todo esto vive en los niños y se introduce en su corazón, su voluntad y su entendimiento.Steiner nos revela cómo a través de los diferentes temperamentos de los maestros, y si estos no son capaces de dominarlos ante los niños, pueden producir en la edad adulta las más diversas enfermedades:Los flemáticos: neurastenia o nerviosismo.Los coléricos: enfermedades metabólicas.Los melancólicos: problemas de respiración y enfermedades cardíacas.Los sanguíneos: falta de vitalidad y nerviosismo.El maestro debe transformar lo que él sabe en forma artística y en imágenes, para impartir su enseñanza en el segundo septenio, y a partir de esta etapa el maestro ya puede instruir directamente a los niños según sus conocimientos.