El Talmud, ese mundo inmenso de sabiduría y sensibilidad, es obra del Espíritu de un pueblo. Miles de hombres, de distintas épocas y mentalidades, construyeron con su fe y con su lógica ese edificio enorme de comentarios y enseñanzas que ha sido cobijo, luz, aliento y norma para la vida judía durante siglos. De esos miles de maestros a los que la tradición llama amorosamente nuestros sabios, algunoos burlaron el anonimato. De ellos habla este libro.