Bajo cubierta marsellesa, náutica e inmortal de nuestro común amigo Bernard Plossu, lo que el lector tiene entre sus manos es una sugerente colección de treinta y seis instantáneas fotográficas, todas ellas en blanco y negro, y de la autoría de un escogido ramillete de artistas de la cámara, reunidas (a modo de museo imaginario) y analizadas por Fernando Castillo, historiador, escritor y tintinólogo, ocasional practicante también del arte de la fotografía, y del de los pinceles. A la vista de este personalísimo repaso a los frutos de un arte cuya aparición a comienzos del siglo XIX revolucionó todos los demás, pensamos en aquello de Godard de que hay que meterlo todo en una película.