“Dicen que Matisse solía exclamar: “¡A los pintores les tendrían que cortar la lengua!”. Tenemos que suponer que era una manera, quizás demasiado radical, de expresar la convicción de que la pintura se tiene que explicar sola. Sea como sea, si Matisse pensaba así seguro que Joan Mateu le caería bien. Joan es un hombre de pocas palabras. Su discurso está plenamente contenido en las formas y los colores, en la luz y la composición, que dan sentido a su obra y explican su sensibilidad de artista. Este libro, sin embargo, es el resultado de la experiencia de dejar hablar no al autor sino al receptor de la obra. Una docena de personajes vinculados al mundo de la cultura y la escritura han querido dialogar con alguna de las pinturas de Mateu que ellos mismos han escogido.” Prólogo de Miquel Berga . Las obras de Joan Mateu (Salt, 1976) rehuyen la abstracción, pero no se limitan a reproducir la realidad, ya que sugieren más de lo que enseñan: el observador tiene que completarlas. Situado ante un cuadro de Joan Mateu, cada cual asiste al nacimiento de sospechas, de revelaciones y de hipótesis.