Diario del ladrón no es tan sólo un diario, pero tampoco se puede considerar únicamente una novela. Acaballo sobre la confesión y la crónica, sobre la invención y el deseo, esta obra clave de la producción de Jean Genetarrastra al lector hacia un mundo de vileza y decadencia, admirablemente trascendido gracias a un consciente poderíoverbal e imaginativo que el autor maneja con plena conciencia. El protagonista pretende salvarse del mal por el propiomal. Ética y estética del vicio bien podría valer como subtítulo de Diario del ladrón, expresando así la posición queGenet toma ante la vida, necesariamente enfrentado con una sociedad a la que ni quiere ni puede pertenecer.