Este gran canto a la naturaleza del mágico norte de Noruega, constituye el marco de una historia de amor. El joven teniente Glahn recuerda un verano en Nordland, cuando vivía en una choza perdida en medio de la naturaleza, como Pan, el dios de los bosques. Pan representa la profunda unión con la naturaleza que sentía Knut Hamsun y su pasión por el ser excéntrico e individualista al margen de la civilización. Pero la naturaleza no es sólo el marco y el acompañamiento de esta historia de amor, sino que de algún modo condiciona lo que ocurre entre los humanos y refuerza la sensación de lo ineludible del destino.