Este no es un cuaderno de haikus, aunque alguno haya en él. Hubiera querido serlo. Es, cuando más, una manifestación de ese deseo: un cuaderno de poemas breves. Pero el haiku fue su punto de partida y en torno a él, o a lo que de él le resultó accesible, gravita, dice Orlando González Esteva. No el haiku como forma poética sino como poética, que en el caso de este género de escritura, y a diferencia de lo que ocurre con las formas poéticas occidentales, casi supone una forma de vida. Quien insiste en el haiku no fatiga una estrofa: madura una forma de ser(...).