. Así se expresan nuestros autores en la introducción a la tercera entrega de su correspondencia, que continúa la ya publicada en esta misma colección en los libros El canto de los mirlos y A la sombra del árbol. El cardenal Carlos Amigo dice en el prólogo que «estas cartas hay que leerlas calladamente, que es tanto como dejar que vaya resonando la voz interior, embelesada con el Verbo salido del silencio». Una invitación, pues, a descubrir la profundidad humana y cristiana del acontecer cotidiano.