Hace más de veinte años, Gonzalo Rojas publicaba en Venezuela la primera edición de este libro, en las postrimerías de un exilio que lo había llevado del calor cubano al invierno permanente de un Berlín aún maurallado, para traerlo finalmente de vuelta al mundo caribeño. De acuerdo al poeta Eugenio Montejo, cuyo texto sirve de prólogo para este volumen, la poesía no vive -ni remotamente- al momento de su declinación, sino sólo un eclipse que no es otra cosa que la antesala de una futura y no muy lejana reunión entre los más amplios públicos de lectores y esa palabra escrita que ha hecho de la develación del canto y su misterio, la tarea más humana en su afán de arraigar en su existencia cotidiana e histórica, ujn vivir reconciliado con aquellos valores intrínsecamente humanos que guardan en sí mismos lo mejor de la ética y la estética.