De pronto, el bebé se echó a llorar. Óscar loacunó, lo cogió en brazos? pero no paraba dellorar. Le cantó una nana, lo paseó por la casa?¡No sirvió de nada!Este cuento nos recuerda la magia existenteen la posibilidad de amamantar, gracias a lamirada inocente y divertida de un niño. De estemodo, también se incide en la normalizaciónde la lactancia que aparece contextualizada ynormalizada como parte intrínseca de la vida delos niños, de sus familias y de la sociedad.