El cerdito más joven no tenía muchas ganas de trabajar e hizo, para resguardarse, una casa de paja. El mediano trabajó más y la hizo de madera, pero el mayor tuvo que trabajar mucho para construir una casa de ladrillo. Y cuando llegó el lobo y sopló y sopló… Los tres cerditos es una de las narraciones tradicionales más conocidas y de mayor aceptación entre los más pequeños. Bruno Bettelheim, en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, destaca que tanto la simbología de los personajes, como las acciones que realizan y el posterior desenlace, se pueden interpretar como metáforas del proceso de crecimiento y desarrollo de la personalidad. El niño, según Bettelheim, por medio de la identificación con cada uno de los tres cerditos, aprende de una manera sencilla que las personas evolucionan y que crecer tiene grandes ventajas. Por eso es el cerdito mayor, quien finalmente vence al enemigo, combinando el esfuerzo, la inteligencia y la planificación racional. Los tres cerditos simbolizan la evolución y el progreso del ser humano, desde el estado de inmadurez, hasta la condición de adulto, cuando se aprende a manejar los conflictos de forma inteligente. El niño es quien debe sacar sus propias conclusiones. Fiel a la conocidísima historia tradicional, el álbum presenta unas imágenes sencillas y divertidas, por lo que el discurso visual resulta muy fácil de comprender. Helga Bansch, una vez más, da claras muestras aquí de su empatía con el lector infantil, y juega con la expresividad de los personajes y con los pequeños detalles para enriquecer cada ilustración y estimularnos así a abrir el libro una y otra vez. Texto de Raquel Méndez , a partir de un cuento tradicional inglés Ilustraciones de Helga Bansch