Federico García Lorca envuelve en un halo poético los aciagos acontecimientos reales ocurridos en un cortijo de Najar (allá por 1928) y compone una obra teatral desgarradora: Bodas de sangre . El drama se eleva a tragedia; el ámbito rural alcanza lo universal. Y los jóvenes estudiantes de hoy disfrutarán y sentirán, con un ritmo y un lenguaje bellísimos, los latidos del alma lorquiana.