Sucedieron las más increíbles casualidades para que se encontraran, se reconocieran y cesara una larga espera. Como los protagonistas de esta novela, Víctor y Jodie, las almas gemelas unas veces se aman, otras se dañan, pero siempre se enseñan mutuamente. Establecen vínculos más allá del tiempo y del espacio para experimentar el triunfo del amor sobre el temor. Y no se separan jamás; tal vez sí en un sentido físico, pero no en un sentido profundo y perdurable. Algunas relaciones son eternas, no porque no tengan un final, sino por su alcance infinito fuera del tiempo. En realidad, el tiempo y el espacio no cuentan para dos almas destinadas a encontrarse y hacer de su encuentro una experiencia que las expande y que completa el amor que son.